miércoles, 30 de septiembre de 2009

Aprobado

Por Nicolás De Marco

No hubo Cordobazo. Como un examen a libro abierto, la Argentina cumplió con el compromiso y venció a Ghana por 2-0 en el estadio Chateau Carreras. Sin mayores inconvenientes –ni menores-, el equipo constituido por futbolistas que actúan en el ámbito local se paseó por el pasto cordobés para confirmar lo que se vislumbraba en la previa: superioridad total en todas sus líneas.


El primer tiempo se pareció a esos entrenamientos que los chicos le proponen a su videojuego, en los cuales el conjunto que ataca no tiene oponentes. Federico Insúa, Gabriel Hauche, Enzo Pérez y Martín Palermo daban indicios de que el gol llegaría pronto. Fue precisamente el número 9 de Boca quien a los 28 minutos y tras un centro de Luciano Monzón estableció la ventaja.


Luego de la apertura del marcador, el equipo de Diego Maradona no demostró ambición por buscar una diferencia mayor. Pero más por inercia que por convicción, 12 minutos más tarde llegó la segunda conquista del goleador. El rubio delantero cabeceó un pase aéreo de Insúa y llenó de gol las gargantas de las cerca de 18 mil personas que le fueron fieles al entrenador y lo ovacionaron previo, durante y al final del encuentro.


La segunda etapa fue un mal necesario. Sirvió apenas para que los familiares de jugadores como Luis Rodríguez, Jesús Méndez o Juan Manuel Insaurralde inmortalizaran a sus ídolos en un video con una camiseta que quizá no vuelvan a colocarse, por la inmensa cantidad de futbolistas en sus puestos que rondan por Europa. También sirvió para recordar una imagen ya simpática: la salida de Palermo por Mauro Boselli. Los ingresos de Nicolás Gaitán y de Rodrigo Braña fueron parte de la estadística.

Si bien resulta complicado encontrar un parámetro que indique si Ghana es o no un rival más peligroso que algún equipo de la Primera B Nacional –el conjunto visitante no trajo a sus mejores futbolistas-, la Selección argentina llegaba a Córdoba envuelta en problemas y debía evitar cualquier cuestionamiento.


Casi sin haber estudiado, sin deslumbrar al profesor, la Argentina pasó un examen más que fácil. Maradona ahora deberá pensar cuáles de estos jugadores podrán estar frente a Perú y Uruguay, únicos rivales de riesgo de aquí a Sudáfrica. La elección no será sencilla: el adversario de hoy no era complicado.

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