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"Vos no le des bola a nadie, ni a los dirigentes ni a tu representante. Quedate acá que vas a tener una chance en la Selección". Las palabras de su ídolo habían llegado acompañadas por una casi paternal palmada en la espalda y una simpática mirada cómplice. Hace casi un año, cuando el actual entrenador de la Selección se calzó la granate en un partido a beneficio, Maradona le marcó el futuro al correntino José Sand.
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"Me dijo que era preferible quedarme en el país antes que viajar a un fútbol poco competitivo porque sino Basile me iba a perder el rastro". Y Pepe le cumplió a rajatabla a quien adornó su habitación hasta su paso por la pensión de River. El negro, como lo apodan sus íntimos, festejó una y otra vez hasta convertirse en uno de los máximos candidatos para ser el “9” goleador que tanto anda buscando Diego.
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"Creo que excepto la de Banfield y la de River, la gente que está en el fútbol aprendió a respetarme y a dejar de subestimarme. Decían que no sabía correr y les demostré que estoy más vivo que nunca, que el fútbol es mi vida", confiesa el goleador con algo de bronca.
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Pepe ya tuvo su chance con la albiceleste. En el último partido de Alfio Basile al frente del equipo, Sand jugó un puñado de minutos en la derrota ante Chile por las Eliminatorias. "En ese momento me acordé de lo que me había dicho Diego. No fue un buen partido para debutar porque justo fue el día que se fue Coco. Jugué pocos minutos y no me salieron del todo bien las cosas, por eso quiero revancha ahora que está Diego".
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Es que el mismo hombre que en 2008 le había dicho al oído lo que siempre había querido escuchar, hace sólo algunos meses le dio la oportunidad de entrenar en Ezeiza con la Selección Argentina. "Cuando llegué al predio casi me pongo a llorar. Seba Blanco y Salvio me cargaban. Me temblaban las piernas. Sentía que estaba en el momento más fuerte de mi vida".
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Con eso y todo, el delantero no arrugó. Le convirtió un golazo a Agustín Orión en la primera práctica de fútbol y luego fue titular en el choque ante Panamá en el estadio de Colón. Y la gente le reconoció el esfuerzo: "La hinchada de Colón siempre me había puteado, pero esa noche me aplaudió y eso es muy reconfortante".
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Hoy, a menos de un año del comienzo del Mundial, el correntino más famoso del momento mantiene la esperanza intacta para conquistar Sudáfrica.
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¿Sentís que estás cerca de la Selección?
Todo depende del técnico. Por mi parte, tengo que esforzarme cada día más hasta convencer a Diego de que estoy en el mejor momento de mi carrera y que tengo cosas para aportarle al equipo. No todos hacen la cantidad de goles que hice yo en el país y creo que merezco una oportunidad.
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¿Qué sentiste cuando escuchaste que Martín Palermo sería el delantero que quiere probar Maradona en los próximos amistosos?
Creo que la convocatoria de Martín fue un paso atrás en cuanto a mis chances, pero siempre estuve muy tranquilo y las cosas me salieron bien. Sin desesperarme salí campeón dos veces en Argentina, que no es poco. Por eso todavía tengo alguna esperanza, aunque sé que es muy difícil.
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¿Creés qué con otro esquema táctico tendrías más chances de estar?
Por lo visto a Diego le gusta jugar con jugadores chiquitos y rápidos arriba. Hay que pensar que si tenés a Messi, a Agüero y a Tévez, es casi imposible sacar a alguno. Pero estoy acostumbrado a pelearla desde abajo. La fe es lo último que se pierde.
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Entonces, si el entrenador de la Selección fuese Zubeldía...
Sería mucho más sencillo todo. Tengo un equipo que juega casi para mí, no tengo que armar mi propio juego como en otros equipos por los que pasé. Tengo diez máquinas como compañeros que hacen todo para que yo me luzca. Igual, hay que estar en el área, eh... Si tengo la oportunidad de ir al Mundial, espero que los extranjeros sean un poco más tranquilos que acá (ríe).
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¿Quién es el mejor nueve argentino?
Los mejores jugadores siempre están en Europa. Lo de Milito es muy bueno en Italia, Crespo tampoco está descartado... Y acá también están Palermo, Bergessio y algunos muchachos más. Todos queremos estar.
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¿Y vos?
Por el momento, me juego la vida en cada partido de Lanús. Si bien soy muy autocrítico, son los periodistas los que deben opinar. Siempre tengo algo más para dar.
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Sand espera sin desesperar. Esta tranquilo, como el agua del Paraná que lo bañó cuando de pibe soñaba con ser como Maradona. Cuenta ser un hombre feliz, amante del fútbol y del mate con aroma a naranja que no despega del antebrazo, salvo en casos expecionales. "Creo que está todo dicho. Si sigo así creo que merezco una oportunidad. Sino, hincharé por la Selección e iré a festejar al Obelisco".
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