martes, 30 de junio de 2009

Transporte y Seguridad: Problemas de difícil solución

Por Federico Apa - Ignacio Arias

La Copa de las Confederaciones no sólo sirvió para que Brasil vuelva a demostrar todo su poderío futbolístico y se consagre nuevamente campeón, sino también para dejar al descubierto las carencias que Sudáfrica tiene a nivel organizativo; sobre todo, en lo que respecta al transporte y la seguridad.

Si bien en el país anfitrión se enorgullecen de tener el mejor sistema de transporte del continente, cabe destacar que África tiene naciones básicamente tribales, otras en subdesarrollo y algunas en guerra civil. Por tal motivo, y a pesar de ser real, la comparación puede ser injusta.

Hoy, llegar a destino puede ser una odisea si se tiene en cuenta, por ejemplo, que en la ciudad más grande del país, Johannesburgo, no existen líneas de trenes, subtes, ni colectivos. Lo que sí hay son combis --la mayoría ilegales-- difíciles de comprender para cualquier turista, ya que operan a través de gestos. Ah... como si todo eso no fuera suficiente, el trayecto de las pequeñas camionetas no está indicado en ningún lado. De esta manera, cualquier salida por las calles de Sudáfrica es cual safari por la selva pero sin guía turístico.

Respecto a la seguridad, los índices son preocupantes --50 muertes diarias--, y aunque el gobierno se ha esforzado en reducir ese número mediante la incorporación de dos mil flamantes policías, este es un problema que aun está lejos de solucionarse. Así quedó demostrado en la Copa de las Confederaciones, con los robos sufridos por los planteles de Egipto y Brasil, en sus respectivos hoteles.

Antonio Carlos Nunes de Lima, presidente de la delegación brasilera que viajó a Sudáfrica, afirmó que está "realmente preocupado por la seguridad", y que no piensa llevar a su familia a la Copa del Mundo del próximo año. "Como este torneo es un examen, yo no le daría una buena nota", manifestó Lima, quien también aseguró que "después de las seis de la tarde, las calles están desiertas y no se puede ni salir a un bar a festejar un triunfo".

En este contexto, el panorama no es nada alentador. Y si bien el gobierno sudafricano está esforzándose por cumplir en término lo planificado, cada vez falta menos y como diría La Bersuit: "el tiempo no para...".

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